martes, 8 de noviembre de 2011

innovación democrática


Ayer ni se mencionó en el debate (Rubalcaba/Rajoy), como tampoco muchas otros asuntos, quizá por la conveniencia de ceñirse a lo que suscita el interés (y hasta la preocupación) de la inmensa mayoría,pero habrá quien sospeche otros intereses o al menos la inercia y el conservadurismo de dos políticos con larga trayectoria quizá demasiado apegados a los usos de siempre, y no precisamente nativos de internet. Pero desde hace ya algunos años es tema de debate, especialmente en los colectivos políticos más innovadores (¿cabe seguir utilizando "revolucionario"?) especialmente los que hacen de internet su más importante instrumento y que puede abarcar desde Wikileaks a Piratas, pasando por todo un amplio espectro de plataformas y movimientos ciudadanos que reclaman que lo digital sea utilizable en política: votar digitalmente (pensemos en el ahorro de esfuerzo que supondría: evitaríamos los colegios electorales, las urnas, las mesas, los delegados e interventores rehenes durante horas de los aspectos mecánicos de cada jornada electoral). Pero no es sólo eso. ¿Por qué votar sólo cada 4 años? Con la simplificación de todo el proceso que abandonar el método convencional (analógico, presencial) supondría, votar cada mucho menos tiempo, cada año, o cada 6 meses, resultaría totalmente factible. No sugiero cambios de gobierno cada medio año, sólo la posibilidad de efectuar referendums sobre las cuestiones más importantes, sin necesidad de poner en marcha el complejo sistema de voto que utilizamos hasta ahora. También la posibilidad de votar, junto a los diputados, a la vez que ellos, las cuestiones más relevantes.
Los políticos se han apuntado al carro de Twitter o de Facebook, han visto sus enormes posibilidades de cara a multiplicar su influencia y disponer de más votos, a esto sí, pero aún no se muestran proclives a permitir el uso de lo digital, a las posibilidades que brinda internet de cara a brindar mayores opciones de participación democrática.
Hoy todo se produce a gran velocidad, cada innovación espera menos tiempo para ser divulgada, producida, y comercializada; se trate de una vacuna o de una aplicación para móviles. La información discurre a gran velocidad por todas las geografías y en todos los ámbitos. Sin embargo, la política, que nos atañe a todos, se sigue manejando según esquemas que parecen definitivamente arcaicos.
El dni electrónico, la firma digital, la disponibilidad casi universal de teléfonos móviles capaces de conectarse a internet, de terminales capaces de interactuar digitalmente (desde ordenadores domésticos a cónsolas de videojuego y televisores interactivos) es tal que deja a los "marginados" de lo digital en porcentajes muy parecidos a los que hace pocas décadas representaban los analfabetos, una parte residual de la población para la que se podría mantener una mínima infraestructura convencional de voto presencial (un colegio electoral por localidad, en vez de los muchos que es necesario habilitar cada jornada electoral).
Mientras cada vez somos más los que esperamos que la innovación llegue a la política (listas abiertas, por ejemplo), esta otra innovación en los procesos de elección y de voto de las leyes, parece que brinda muchas oportunidades, que empezando por economizar, simplificando todo el proceso de voto y de consulta, augura más novedad en los ambientes que los políticos han convertido en endogámicos y que una sociedad abierta en continuo proceso de cambio, necesita para dar fluidez a todo el sistema. Ya que la innovación produce continuos cambios en nuestro modo de vivir, bueno sería que el engranaje electoral, el proceso político, las consultas, y el voto (no sólo de candidatos sino también de políticas y leyes) pudiera producirse de un modo más fluido, más frecuente, más rápido. Con eso mejoraría el sistema democrático y las leyes podrían modificarse a mejor ritmo que ahora, y con eso evitaríamos que fueran rémoras que dificultan nuevos procesos de cambio que la innovación continua alienta hasta que choca con las normativas obsoletas.