viernes, 18 de septiembre de 2009

Incongruencias con las bolsas de la compra.


Me miran mal si al pasar por el super viniendo de algún sitio, aprovechando la ocasión, me llevo la compra en las ahora mal vistas bolsas de plástico. Antes me miraban bien (un hombre haciendo la compra, mira qué apañadito) Ahora en cuanto me ven poniendo las cosas dentro de una bolsa de plástico me miran mal. ¡Pero casi todo lo que meto en esa bolsa ya está a su vez metido dentro de otras bolsas que también son de plástico! ¡Los tomates, o la lechuga! ¡Y el solomillo y la panceta, el pollo y las butifarras, me las ofrecen en bandejitas de porexpan envueltas en film de plástico!!! Y por supuesto casi todo lo demás que viene envasado: los yogures, el agua, la miel, el champú...
Pago unos céntimos más y lo meto todo en unas bolsas biodegradables que me vende el mismo super. Pero no son tan evidentemente "ecológicas" como la que reproduzco en este post y algunos verdes radicales de mi calle me siguen mirando mal. Mientras, yo, rezo porque la dichosa bolsa ecológica no se me rompa como el otro día por culpa de que es mucho más endeble y menos resistente que las ahora proscritas bolsas de plástico indecente. El mismo plástico indecente que sigo llevando envolviendo todas las demás cosas que llevo dentro de la maldita bolsa ecológica que encima ni lo parece. Todo muy incongruente.

¿Me puede decir alguien dónde está la innovación de la que tanto se habla a todas horas? ¿Cómo es que las grandes cadenas de distribución, los Carrefours, los Mercadona, los Pryca, los Lidl, no han diseñado un modo totalmente diferente de empaquetar, envasar y presentar todos los productos que venden y se apuntan simplemente a esto de eliminar la bolsa final y de paso ahorrarse unos céntimos? ¿Y el Ministerio de Comercio, Industria y Alimentación?

Para alimentar este blog navego frecuentemente buscando innovaciones. La dichosa palabra se ha convertido en un talismán y todo el mundo la utiliza, pero innovación auténtica poca. Es lógico, innovar requiere dedicación, tiempo y esfuerzo. Como los inventos, no cabe esperar uno cada día. Pero sorprende que situaciones como ésta que ahora produce (obliga a) esta modificación de las costumbres, este cambio de hábitos, no haya contado con la debida atención de tantos involucrados y no se lo hayan tomado como lo que es: un reto a partir del cual innovar en todo el proceso y aprovechar el tirón, la oportunidad que brinda la eliminación de las bolsas de plástico, para transformar el modo de presentar y vender los productos de la "cesta" de la compra, una cesta que apenas la mitad de la gente utiliza porque los hábitos de la población, con la incorporación de la mujer al trabajo, ya no son los que habían sido.